Este junio pasado tuve
la experiencia única de
viajar a los Estados Unidos dos veces en un mes. Las fechas y
compromisos se dieron de tal manera que, después
de más de un año
de no visitar a los Estados Unidos, hice un viaje personal y un viaje
ministerial una semana tras otra.
Esas experiencias, una tras otra, y las
actividades en que participé,
la gente con quien conviví y
la cantidad de tiempo que pasé
en los Estados Unidos, me llevaron a experimentar sentimientos
interesantes, retos, bendiciones y lecciones.
Para el primer viaje, un viaje personal
a Florida, nuestros tres hijos biológicos
me acompañaron, lo cual
fue la primera vez que había
viajado solamente con los tres de ellos. El estatus legal de los
demás de nuestros hijos
no les permite viajar fuera de México
y, al no querer enfatizar esa diferencia, nunca había
hecho un viaje así antes. El tiempo y las circunstancias, la paz del Señor y su provisión, dieron la oportunidad de visitar a mis padres en su nuevo hogar de su jubilación cerca de la casa de mi hermano en Florida. Fue un gran gozo conocer la casa nueva de Grandpa y Grandma (mis
papás), visitar a Tío
Dan y Tía Teri y los
primos, además de
compartir experiencias nuevas con Josías,
Caleb y Ruth; pero, junto con el gozo que sentía
esperando nuestro avión
en el aeropuerto de la Ciudad de México,
mi corazón se rompía
al no poder tener la oportunidad de experimentar esas mismas cosas
con TODOS mis hijos! Añoro
el cielo...¡donde no
habrá fronteras,
pasaportes, visas ni guarda custodias!
Aunque mis papás
viven muy cerca de Disneylandia, no hubo necesidad de visitar ese
lugar, ¡ya que el timbre
de la puerta, el buzón de
correo y el fuente de agua proveyeron más
que suficiente entretenimiento!
Verán
que varios de esos aparatos, aunque pueden existir en áreas
urbanos de México, ¡no
se usan donde vivimos nosotros! ¿Timbres
para la puerta? Debido a la clima cálida,
nuestras puertas se quedan abiertas casi todo el día.
Ya que vivimos arriba de un cerro, podemos ver, y escuchar, a los
visitas ¡mucho antes de
que ellos aún pueden ver
la casa! Además,
¡tenemos dos perros San
Bernardo que sirven de dos timbrotes!
Por lo tanto, ¡Caleb
se fascinó con el timbre
de la puerta de la casa de Grandpa y Grandma! Cada vez, de verás,
cada vez que él
salía de la casa, tocaba
el timbre antes de entrar. Incluso, ¡llegaba
a salir de la puerta sólo
para tocar el timbre y volverse a meter a la casa! Eventualmente,
cuando mi mamá y yo
llegamos a escuchar el timbre nos mirábamos
riendo y decíamos, “¡Es
Caleb!”
Caleb en frente de la casa de Grandpa y Grandma...¡listo para tocar el timbre!
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¿El
buzón de correo? Nuestro
cartero llega directamente a nuestra casa, en moto, y solo cuando
tenemos correo...¡lo cual
ocurre casi solamente una vez al mes cuando llega la cuenta del
telefono! ¡A Ruth le
encantaba el buzón de
correo! La mayoría de
los días salíamos
a algún lado...a un
parque, al zoológico, a
la tienda, pero, en cuánto
regresábamos a la casa,
¡Ruth iba
directito al buzón de
correo! ¡Se emocionó mucho cuando Grandma le pidió poner una carta en el buzón y alzar la banderita roja para avisarle al cartero de que habia carta!
Josías andando en bici en frente de la casa de mis papás y....¡veo un buzón de correo! |
¿Fuentes
de agua para tomar? Estos definitivamente no existen en México,
ya que el agua no es seguro para tomar. Así
que, donde quiera que andemos en México
tenemos que llevar botellas de agua. Con una familia grande, ¡son
muchas botellas de agua! A Josías
le encantó que no
teníamos que llevar
botellas de agua con nosotros, ya que habría
un fuente adondequiera que íbamos...en
la tienda, en el parque, en el zoológico,
en la iglesia, en la biblioteca...¡y
gratis! Todos sabíamos que dondequiera que íbamos, Josías encontraría el fuente de agua...¡y lo probaría!
¡Hora del fuente! |
Mi corazón
dolía con un cierto
melancolía, un cierto
deseo, una cierta tristeza, y, a la vez, una cierta diversión
y gozo al ver a algunos de mis hijos estar encantados con timbres,
buzones y fuentes...¡tres
artículos que formaron
una parte normal de mi crecimiento que realmente nunca había
considerado!
Estos tres artículos
llegaron a ser símbolos
para mi de lo “dejado atrás”
como resultado de haber obedecido el llamado de Dios sobre mi vida
para venir a México.
Como madre, parte de criar a nuestros hijos es compartir cosas con
ellos que formaban parte de la vida de uno como niña
y jovencita. Al ver la fascinación
de mis hijos con timbres, buzones y fuentes, me forzó
a enfrentar la realidad de qué
tan diferentes son sus vidas comparada con la mía
a su edad. Para empezar...¡ellos
hablan dos idiomas y les encanta el picante...dos cosas que yo no
sabía que existían
hasta tener 16 años!
Nunca jamás
consideraría no seguir la
voluntad de Dios ni sus propósitos
para mi vida, ni lamentar haberlo hecho, sólo
por poder tener un timbre, un buzón
y algunos fuentes de agua. No obstante, estas cositas causaron algo
de nostalgia en mi corazón...¡y
ni se diga el verlos a los niños
dar vueltas a la cuadra en bicicleta!
¿Me
pregunto si Jesús alguna
vez sintió nostalgia?
Habría habido algo en la
tierra que lo recordara de las calles de oro, o de las voces de los
ángeles o del vivir entre
el cosmos...¿que Él
mismo creó? ¿Jesús
en algún momento habrá
extrañado
el trono y la presencia inmediata de su Padre? ¿Se
habrá
cansado de los pies
empolvados o de su panzita que gruñía
y requería alimento
varias veces al día, en
vez de su condición
celestial de auto-sustentabilidad?
No lo sé.
Pero, creo que puedo llegar a la conclusión
de que si hemos de obedecer los propósitos
del único Dios
Todopoderoso, si deseamos ser usados como Su luz para brillar en la
oscuridad de otros, si esperamos vivir una vida que impacte más
allá de nuestros años
en esta planeta, entonces tendremos que dejar a un lado los timbres,
los buzones y los fuentes....y hasta los calles de oro y los coros
angelicales.
¿Jesús te está llamando para dejar tus timbres, buzones y fuentes?
"La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús,
quien, siendo por naturaleza Dios,
no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
Por el contrario, se rebajó voluntariamente,
tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos.
Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo
y se hizo obediente hasta la muerte,
¡y muerte de cruz!"
Filipenses 2:5-8