Victor, mi esposo, se encuentra esta
semana dirigiendo una Campaña
Médica Misionera y
Evangelística con un
equipo interdisciplinario, multilingüe,
e internacional de más
de 30 voluntarios con el propósito
de compartir el Evangelio de Jesucristo en cooperación
con una iglesia cristiana local en Catemaco, Veracruz, el capital
mexicano de brujería.
Por lo mientras, acá en el Rancho...yo, Julie, estoy....bueno, ¡creo que simplemente estoy!
Yo....simplemente siendo yo. Aquí
estoy trabajando en ese mismo blog una tarde de esta semana.
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Victor y el equipo, en el poder del
Espíritu Santo, están
haciendo retroceder la oscuridad espiritual con la luz de Jesucristo
en un pueblo lleno de brujería
y prácticas de maldad.
El equipo trabajando durante la
caravana de Catemaco, Veracruz.
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¡Odio
los ratones! La primera noche en que Victor estuvo de caravana,
Caleb y yo vimos tres ratones en la sala...¡uno
de los cuales se metió a
mi recámara! Así
que, al día
siguiente, nuestra hija mayor, Angie, fue a la tienda y compró
tres trampitas de las pegajosas. Esa misma noche, cuando pasé
al baño...un ratón
corrió a la esquina.
Rápidamente puse una de
las trampas cerca de la puerta con un poco de crema de cacahuate en
medio de lo pegajoso y, en menos de 5 minutos, ¡cayó
el primer ratón!
Problema...¿¡ahora, qué
hago con el ratón!? Toda
la familia ya estaba acostada, pero Josías
escuchó todo al alboroto
y vino a mi rescate, deshaciéndose
del ratón mientras que yo
volteaba hacia otro lado...parada sobre una silla. En menos de 20
minutos ya habían caído
dos ratones más. Martha,
Jocelin y Josías me
salvaron de esos ratones al tirarlos mientras yo me escondía
encima de mi cama. PERO....seguí
escuchando a otro ratoncito durante la noche. ¡La
caza sigue!
Aquí
pueden insertar su propia imagen imaginario: usa tu
imaginación
para la escena de los ratones. No les quise atemorizar con fotos
verdaderas.
Victor y el equipo, por medio de la
verdad de Jesucristo, están
llevando a persona tras persona al trono de gracia para que sus
pecados sean lavados por el perdón
de Dios.
Victor y el equipo empiezan cada día
con un devocional en grupo donde escuchan la Palabra, cantan Sus
alabanzas y se unen en el Espíritu.
El equipo durante
el devocional del martes por la mañana.
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Por lo mientras, acá en el Rancho, también hacemos un devocional familiar cada mañana. Escuchamos la Palabra, cantamos Sus alabanzas y....bueno, así lo dejamos, ¿sale? El “unirse en el Espíritu” se dificulta un poco cuando los más chicos pelean por sentarse en un cierto sillón.
Aquí
pueden insertar tu imaginación
multi-media de tres niños
intentando sentarse a la misma vez en un sillón
diseñado para una sola
persona. Luego estos mismos tres niños
cantan al Señor con la
cara de enojo ya que alguien más
les ganó su lugar
deseado. Porque, recuerda, sentarse en el sillón
correcto es, después de
todo, una de las cosas más
importantes en la faz de la tierra.
Esta semana Victor coordina el equipo
para que cada uno lleve acabo su tarea asignada por Dios conforme a
sus dones, talentos y habilidades: desde cirugía
hasta dental hasta farmacia hasta consejería.
La Dra. Leslie, una
de nuestras dentistas fieles mexicanas, trabajando en una paciente
esta semana.
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Por lo mientras, acá en el Rancho, reviso la lista de quehaceres por quinta vez en el mismo día y voy para buscar a aquél que le toca lavar los trastes. Bueno, él ya está aquí...pero ¿dónde está la que le toca enjuagar? Ah, ella se cansó de esperar al que le tocaba lavar y se fue. Bueno, bien, ya tenemos él que seca, él que guarda los trastes, la que enjuaga....¿dónde está él que le toca lavar que ahorita estaba aquí?
Nuestras listas de
quehaceres colgadas en el refri.
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Muchas veces en nuestras vidas podemos
ver donde el Señor
ha puesto a otro y desear su lugar de servicio o sus circunstancias o
la manera en que el Senor lo usa. Hasta nos encelamos por su
sufrimiento al pensar que su sufrimiento no requiere tanto
sufrimiento como mi sufrimiento.
Oh, si sólo
tuviéramos la habilidad
de contentarnos. Oh, si sólo
tuviéramos la habilidad
de confiar: confiar que Dios verdaderamente me ha creado...para
eso....para ahora. Oh, si sólo
tuviéramos la habilidad
de creer que Él realmente
está obrando conforme a
sus propósitos y para
bien en medio de todas mis circunstancias. Oh, si sólo
tuviéramos la habilidad
de ver lo ordinario como extraordinario y lo común
como santo.
Las palabras de Oswald Chambers en “En
Pos de lo Supremo” hablan acerca de eso: “Para vivir
veinticuatro horas al día
como un veradero creyente, haciendo frente al trabajo cotidiano como
discípulo de Jesús
en el anonimato, sí que
resulta imprescindible la gracia sobrenatural de Dios. Tenemos la
idea innata de que hemos de realizar cosas excepcionales, grandes
empresas para Dios, pero no es así
necesariamente. Hemos de ser excepcionales en las cosas vulgares de
la vida diaria y santos en las calles de nuestra ciudad, entre la
gente común. Y esto no
se aprende en cinco miutos.”
Oh,¡que
tuviéramos la habilidad
de hacer lo común para
Jesus! Y, oh, por la habilidad de ver esa cosa común
como Él lo ve....y, de
repente, bueno, poco a poco, ¡nos
damos cuenta que no es tan común!
Lo voy a intentar. Aquí....una
nueva oración inicial
para el blog de hoy: Julie, en casa en Rancho el Refugio esta
semana, se encuentra coordinando las actividades de 15 de sus hijos
preciosos, tanto niños
como jovenes, a la vez que dirige un staff de multiples enfoques
trabajando juntos para llevar acabo las tareas cotidianas que
resultarán en el enseñar,
sanar, inspirar, amar y formar la siguiente generación
de seguidores de Jesucristo.
Así
que, ¿tienes algunos
ratones para atrapar esta semana? ¡Vamos
a atrapar ratones para Jesús!
(Y, por lo mientras, lavar algunos trastes, trapear algunos pisos,
revisar tareas escolares, et cétera...:-)
)