Empecé
a escribir este blog el 7 de agosto, 2013, dos días
antes de que Danny fuera hospitalizado para su operación
de corazón el
año pasado.
Obviamente, durante su mes de estancia en cuidados intensivos en el
hospital, no terminé
de trabajar en el blog ni publicarlo, ya que toda nuestra atención
estaba puesta en nuestra siguiente visita con Danny y en los reportes
de los doctores....¡y
en esperar, orar y luchar por traer a Danny a casa! El blog allí
quedaba, esperando sus últimos
retoques y su revisión
final cuando Danny falleció
el 8 de septiembre del 2013. El próximo
martes, 8 de julio, celebraremos su aniversario de 10 meses de su
muerte y, hoy, finalmente tuve el valor de terminar este blog. Las
lágrimas
fluyeron, varias veces, pero le doy gracias a Dios y alabo a Jesús
por los cuatro años
que compartimos con Danny, ¡por
el amor dado y el amor recibido, por las lecciones impartidas y las
lecciones aprendidas!
Me asomé
por la apertura de la puerta para espiar mientras Ana y Danny jugaban
en su recámara de él.
La panorama con que me topé
me tocó
el corazón
y maravilló
mi mente. Danny se encontraba acostado de espaldas en el
piso, abajo de su triciclo, la gorra amarilla y plástica
de construcción
firmemente puesta sobre su cabeza, herramienta en mano y una mirada
muy seria de mecánico en su
rostro. Ana se sentaba pacientemente a su lado, con la caja de
herramientas a mano, esperando la siguiente petición
del 'jefe' Daniel. Él me
miró
y respondió
inmediatamente a las preguntas que vio en mi rostro: “Estoy
reparando mi bicicleta como hace Papá.”
Danny estaba recostado de la mismita manera que hace Victor cuando
trabaja en nuestros vehículos
y, ya que el triciclo es la forma de transporte preferida de Danny,
él simplemente se encontraba
mantentiéndolo en buenas
condiciones y ¡listo para
andar!
Mecanico Danny con su asistente, Ana. |
Un par de días
después era hora de bañarse.
Sintiéndome relajada y con
un poco de tiempo de sobra, eché
una cantidad generosa de champú
en el agua, lo cual hizo muy feliz a David y a Danny.
Hora de bano de burbujas! |
Saqué
el espejo largo y dos palitas de madera, estilo paleta, y anuncié
que les iba a enseñar a
razurarse. ¡Deberían
de haber visto sus caras! Mamá,
¿enseñándoles
a razurar? ¡Papá
hace eso! Llené sus
cachetitos y barbillas con burbujas y les enseñé
cómo usar las palitas como
si fueran rastrillos...¡y
bien que entendieron y se pusieron a razurar!
Estas dos
situaciones me hicieron reflexionar acerca de querer ser como Papá.
Fue muy claro lo mucho que Danny deseaba ser como su Papá.
(¡Gracias a Dios que Danny
tiene un Papá a quién
querer imitar!) ¡Y mi hizo
pensar en cuánto quiero ser
como mi Padre! ¡Mi
Padre Celestial!
¿Anhelo
yo imitarlo a mi Padre como Danny anhelaba imitar a su Papá?
¿Mi deseo de imitar a mi
Padre Celestial es un fuente de gozo para mi? La imitación
de Danny de su Papá es un
juego para él: es
divertido, lo disfruta. ¿Es
posible que mis esfuerzos de imitar a mi Padre Celestial hayan
llegado a ser una carga, algo religioso, algo frío
y robótico o podría
ser que el querer ser como mi Padre podría
ser tan divertido y libre como el juego de un niño?
Él nos dijo que para
heredar el reino teníamos
que ser como niños.
“De
cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño,
no entrará en él.”
Lucas 18:17
Si
te diste cuenta en el video, David no imitó
a Victor, (¡Victor
no se razura los brazos!) pero sí
imitó
a Danny. Hay un momento en que David voltea y mira a Danny y luego
procede a copiarlo mientras aprende el arte fino de enjuagar su
“rastrillo”. (Bueno, ¡eso
fue después
de la mitad del video durante
el cual David se la pasó
buscando su “rastrillo” que había
dejado caer entre el abismo de burbujas!) La cosa es así:
a veces Jesús
parece estar demasiado lejos como para imitarlo, así
que necesitamos a otros a quienes podemos ver...nuestros padres
terrenales, líderes
espirituales, amigos, personas
quien pueden reflejar a
Cristo para nosotros
hasta que lo podamos ver a Él
por nosotros mismos. Como lo que le dijo Pablo a los nuevos
creyentes en Corinto:
“Sed
imitadores de mí, así como yo de Cristo.
“ I Corintios 11:1
La
imitación de Danny fue tan
imperfecto, pero nos dio a Victor y a mi tanto gozo. ¿Cristo
realmente busca la perfección
(la falta de errores) en nosotros? ¡No!
Cristo nos llama a la santificación
y que seamos completos en Él,
pero no para poder ganar su aprobación
ni su aprecio ni para ser un deleite para Él.
¡Eso ya lo somos!
“Porque
Jehová tiene contentamiento en su pueblo” Salmos 149:4
“Me sacó a lugar
espacioso; Me libró, porque se agradó de mí.” Salmos 18:19
¿Es
posible que Dios sonríe
desde su trono al observar nuestros esfuerzos tan simples e
infantiles de ser como Él y
que realmente no le importa lo imperfecto que sean estos esfuerzos,
pero que nazcan de un corazón
que desea ser como Él?
¿Podría
ser que Dios nos sonríe al
igual que Victor y yo nos sonreímos
al ver los esfuerzos de Danny de ser como su Papá?
¿Podría
ser que no son tanto nuestras acciones que caen tan cortos de la
perfección, pero el corazón
tras estas acciones lo que realmente importa?
O, ¡el
ser como mi Padre Celestial!
Por todo lo que
esperamos, oramos y anhelamos que Danny viniera a casa....¡Danny
sí fue a casa! ¡Al
estar con su perfecto Padre Celestial! Ese Padre que lo ha amado
desde antes de su concepción
y que lo amará
para toda la eternidad! ¡Gracias,
Danny, por ser un hijo tan especial que deseaba ser como su Papá
y quien me recordó cuánto
yo quiero ser como mi Padre, también!
Saluda a Jesús de nuestra
parte (o, Señor, saluda a
Danny de nuestra parte)...¡abrazos
y besos, amorcito, y nos veremos en el tiempo perfecto del Señor!