Friday, May 1, 2015

El Significado de Ser Hijo

Nuestra familia regresó hace poco de uno de nuestros lugares favoritos para vacacionar en la Costa Pacífica. Una hermana en Cristo nos da un precio increíble para alquilar sus bungalows sobre la playa...realmente es el lugar perfecto para nuestra familia.

A unos pocos minutos de los bungalows se encuentra una laguna, uno de los lugares favoritos de nuestros hijos para explorar, ya que con su agua tibia, como si fuera una tina gigante, sus gaviotas y cangrejos y conchas, conchas y mas conchas, ¡es un verdadero paraíso! Además desde que mi hermano introdujo a nuestros varoncitos al gozo de la pesca el año pasado, la laguna se ha vuelto en uno de sus lugares favoritos para pescar, especialmente para Alejandro, de 15 años.

Alejandro pescando en la laguna...primero con cana y luego al estilo local...con palo e hilo.

Este año Alejandro pasó un rato pescando con los locales...ninguna caña, puro palito, hilo y anzuelo, lo cual mandan al agua con un movimiento que le recuerda a uno de David lanzando la piedrita hacia Goliat. Durante una de nuestras salidas a la laguna, llegamos y empezamos el rito de llenarnos de bloqueador cuando Alejandro, con palito e hilo en la mano, volteó hacia mi y dijo, con un tono decepcionado: “No hay nadie pescando.”

Bueno, siendo la experta en pesca que soy (jajaja), me supuse que una falta de competencia sería buenas noticias ya que todos los pececitos quisieran comer la carnada de Alejandro. Pero, Alejandro rápidamente me aclaró su problema, “Ma, ¡es que les iba a pedir a los otros pescadores carnada!”

¡Alejandro había ido a pescar sin carnada! (¡Eso ya es otro blog y otra lección espiritual!)

Siempre intentando enseñarle a nuestros hijos el propósito de la familia, respondí calmadamente, “Alejandro, allí el beneficio de tener un padre. Pídele a Papá y él te puede conseguir carnada.” A la sugerencia de Victor, Alejandro preguntó en el restaurantito del lugar si tenían algo de carnada a la venta. Al final de cuentas, le regalaron carnada a Alejandro y ¡él pasó el siguiente par de horas felizmente pescando!

¡Gracias a Dios que la lección espiritual ha durado más que unas horas!

Como mamá adoptiva de 18 hijos, he visto de primera mano, y sentido en mi corazon de primera mano, la diferencia entre nuestros hijos que abrazen por completo su lugar en nuestra familia y los que no.

Alejandro, a work in process like all of our children, and each of us, still remains a bit rougher around the edges than most. He joined our family over three years ago at age 11. By the time he reached our doorstep, and our hearts, he had lived in at least 7 different living situations in those 11 years, including on the street, in a stranger's home, at various motels and in an informal halfway house for adult male alcoholics. Alejandro readily identifies Victor and I as his parents, yet, he hasn't quite internalized what it actually means to have a Dad and Mom. For example, if you have a Dad and Mom you don't have to finagle bait from strangers; you can ask Dad and Mom and they, within their capabilities and considering what is healthy and best for you, will actually give you the desires of your heart!

Alejandro, una obra bajo construcción, como todos nosotros, nos presenta unos retos únicos. Él se unió a nuestra familia hace un poco más de 3 años, cuando tenía 11 años de edad. Para cuando llegó a nuestra casa y a nuestros corazones habia vivido en, por lo menos, 7 diferentes lugares y situaciones. Alejandro, sin problema, identifica a Victor y a mi como sus padres. Pero, todavía no ha llegado a comprender lo que significa tener un Papá y una Mamá. Por ejemplo, si tienes un Papá y una Mamá no tienes que pedirle carnada a un extraño; se lo puedes pedir a Papá y Mamá y ellos, dentro de su capacidad y considerando lo que es sano y mejor para ti, de verás que tratarán de darte los deseos de tu corazón.

Me empecé a preguntar si no hacemos lo mismo con nuestro Padre Celestial. Nosotros también somos adoptados. Sí lo sabían, ¿verdad?

“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” Romanos 8:15

“...en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.” Efesios 1:5

¡NOSOTROS SOMOS HIJOS DE DIOS! Pero, ¿realmente aceptamos el ser hijo o hija de Dios? ¿De verdad disfrutamos día en día de todos los beneficios de ser un hijo del Creador, Dueño y Sustentador del universo? Nos maravillamos de cómo sería la vida como hijo de un actor famoso, del Presidente o de algun negociante rico, pero ¡soy hija del Dueño y Director del universo!

Como mamá adoptiva, no hay nada más desconsolador, y a veces frustrante, que saber cuánto amo a cada uno de mis hijos, saber que los he aceptado plenamente como hijos e hijas, y luego ver a algunos rechazar ese amor, o esa posición, y ver el sufrimiento que pasan en vano, simplemente porque rehusan aceptar por completo su adopción y vivir en la abundancia que esa herencia les proporciona.

Familia Zaragoza
marzo 2015
Fila de enfrente (izquierda a derecha): Carolina, David, Ana, Ruth
Fila de en medio (izquierda a derecha): Fatima, Miguel, Victor, Julie, Caleb, Jocelin
Fila de atras (izquierda a derecha): Fidel, Alejandro, Lolis, Martita, Martha, Angie, Diana, Leonardo, Josias
El incidente de pesca de Alejandro muestra esa realidad de manera muy pequeña y bastante insignificante. Pero, al regresar de nuestras vacaciones familiares, nuestra hija Lolis, de 17 años, lo mostró de manera más real al tomar la decisión de regresar permanentemente a su pueblo y familia de origen. Por medio de la guía de nuestro Consejero Celestial (el Espíritu Santo) y el consejo de nuestra consejera familiar, sentimos paz en dejarla ir, aunque nuestro alma dolió al permitirlo. Así que, el lunes, 16 de marzo, Victor y Martita (la hermana mayor biológica de Lolis y tambien nuestra hija), acompanamos a Lolis a su pueblo. Le aseguramos repetidamente que somos familia para siempre y que cuenta con nosotros para toda la vida. Pero, tristemente, ella no disfrutara los beneficios de ser hija hasta que ella misma acepte que es nuestra hija!

Como mamá adoptiva, ¡sé que mi Padre Celestial me entiende! ¡Qué tan triste y frustrado se ha de sentir a veces! Él sabe cuánto nos ama y todo lo que ha preparado para nosotros, pero luego nos ve sufrir, tropezar y pasar tiempos de escasez, no porque Él sea incapaz de proveer para nosotros o sostenernos, pero porque nosotros nos hemos vuelto incapaces de recibir todo lo que Él tiene debido al hecho que no nos hemos apropriado la realidad de ser hijo o hija.

Como hija adoptiva de Dios, al ver a Lolis y Alejandro no apropiarse de su adopción terrenal, me ha impulsado a apropiarme totalmente de, y disfrutar, mi adopción celestial y todos sus beneficios que, literalmente, ¡están fuera de este mundo!

Si has aceptado a Jesucristo somo tu Señor y Salvador, ¡entonces eres un(a) hijo(a) del Rey del Universo! ¡Abraza esa realidad! ¡Acepta tu posición como hijo o hija! ¡Disfruta el tener a Dios como Padre! ¡Acércate al trono de gracia con plena confianza! ¡Que no nos perdamos de ser coherederos con Cristo al pedirle a algún extraño lo que nuestro Padre tiene plena capacidad y disponibilidad de darnos!

Si nunca has orado para aceptar a Jesucristo como tu Señor y Salvador....¡hoy es el día! ¡Sería un honor y privilegio ayudarte a llegar a ser un hijo o hija de Dios! Si quisieras pertenecer a esa familia eterna, te invito que ores la siguiente oración (o puedes usar tus propias palabras):

Querido Dios, en este día vengo ante ti deseando ser tu hijo(a). Sé que he pecado y que mi pecado me ha separado de ti. Pero, ahora entiendo que mandaste a tu único hijo, Jesucristo, para morir en una cruz como la paga por mis pecados y que luego resucitó de los muertos, así ganando la victoria sobre el pecado y la muerte. Por favor, perdóname mis pecados. Acepto el regalo de tu perdón. Por favor, entra a mi corazón y vida y ¡sé mi Padre! Gracias porque ahora sé que pasaré lo que me queda de esta vida disfrutando una relación contigo, conociéndote y dependiéndome de ti, y que pasaré toda la eternidad contigo en el Cielo. En el nombre de Jesús, Amén.”