Nuestra familia regresó
hace poco de uno de nuestros lugares favoritos para vacacionar en la
Costa Pacífica. Una
hermana en Cristo nos da un precio increíble
para alquilar sus bungalows sobre la playa...realmente es el lugar
perfecto para nuestra familia.
A unos pocos minutos de los bungalows
se encuentra una laguna, uno de los lugares favoritos de nuestros
hijos para explorar, ya que con su agua tibia, como si fuera una
tina gigante, sus gaviotas y cangrejos y conchas, conchas y mas
conchas, ¡es un verdadero
paraíso!
Además
desde que mi hermano introdujo a nuestros varoncitos al gozo
de la pesca el año
pasado, la laguna se ha vuelto en uno de sus lugares favoritos para
pescar, especialmente para Alejandro, de 15 años.
Alejandro pescando en la laguna...primero con cana y luego al estilo local...con palo e hilo. |
Este año
Alejandro pasó un rato
pescando con los locales...ninguna caña,
puro palito, hilo y anzuelo, lo cual mandan al agua con un movimiento
que le recuerda a uno de David lanzando la piedrita hacia Goliat.
Durante una de nuestras salidas a la laguna, llegamos y empezamos el
rito de llenarnos de bloqueador cuando Alejandro, con palito e hilo
en la mano, volteó hacia
mi y dijo, con un tono decepcionado: “No hay nadie pescando.”
Bueno, siendo la experta en pesca que
soy (jajaja), me supuse que una falta de competencia sería
buenas noticias ya que todos los pececitos quisieran comer la carnada
de Alejandro. Pero, Alejandro rápidamente
me aclaró su problema,
“Ma, ¡es que les iba a
pedir a los otros pescadores carnada!”
¡Alejandro
había ido a pescar sin
carnada! (¡Eso ya es
otro blog y otra lección
espiritual!)
Siempre intentando enseñarle
a nuestros hijos el propósito
de la familia, respondí
calmadamente, “Alejandro, allí
el beneficio de tener un padre. Pídele
a Papá y él
te puede conseguir carnada.” A la sugerencia de Victor, Alejandro
preguntó en el
restaurantito del lugar si tenían
algo de carnada a la venta. Al final de cuentas, le regalaron
carnada a Alejandro y ¡él
pasó el siguiente par de
horas felizmente pescando!
¡Gracias
a Dios que la lección
espiritual ha durado más
que unas horas!
Como mamá
adoptiva de 18 hijos, he visto de primera mano, y sentido en mi
corazon de primera mano, la diferencia entre nuestros hijos que
abrazen por completo su lugar en nuestra familia y los que no.
Alejandro, a work
in process like all of our children, and each of us, still remains a
bit rougher around the edges than most. He joined our family over
three years ago at age 11. By the time he reached our doorstep, and
our hearts, he had lived in at least 7 different living situations in
those 11 years, including on the street, in a stranger's home, at
various motels and in an informal halfway house for adult male
alcoholics. Alejandro readily identifies Victor and I as his
parents, yet, he hasn't quite internalized what it actually means
to have a Dad and Mom. For example, if you have a Dad and Mom
you don't have to finagle bait from strangers; you can ask Dad and
Mom and they, within their capabilities and considering what is
healthy and best for you, will actually give you the desires of your
heart!
Alejandro, una obra
bajo construcción, como
todos nosotros, nos presenta unos retos únicos.
Él se unió
a nuestra familia hace un poco más
de 3 años, cuando tenía
11 años de edad. Para
cuando llegó a nuestra
casa y a nuestros corazones habia vivido en, por lo menos, 7
diferentes lugares y situaciones. Alejandro, sin problema,
identifica a Victor y a mi como sus padres. Pero, todavía
no ha llegado a comprender lo que significa tener un Papá
y una Mamá. Por ejemplo,
si tienes un Papá y una
Mamá no tienes que
pedirle carnada a un extraño;
se lo puedes pedir a Papá
y Mamá y ellos, dentro de
su capacidad y considerando lo que es sano y mejor para ti, de verás
que tratarán de darte los
deseos de tu corazón.
Me empecé
a preguntar si no hacemos lo mismo con nuestro Padre
Celestial. Nosotros también
somos adoptados. Sí lo
sabían, ¿verdad?
“Pues no habéis
recibido el espíritu
de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis
recibido el espíritu
de adopción,
por el cual clamamos: ¡Abba,
Padre!” Romanos 8:15
“...en amor habiéndonos
predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo,
según
el puro afecto de su voluntad.” Efesios 1:5
¡NOSOTROS
SOMOS HIJOS DE DIOS! Pero, ¿realmente
aceptamos el ser hijo o hija de Dios? ¿De
verdad disfrutamos día
en día
de
todos los beneficios de ser un hijo del Creador, Dueño
y Sustentador del universo? Nos
maravillamos de cómo
sería
la vida como hijo de un actor famoso, del Presidente o de algun
negociante rico, pero ¡soy
hija del Dueño
y Director del universo!
Como
mamá adoptiva, no hay
nada más desconsolador, y
a veces frustrante, que saber cuánto
amo a cada uno de mis hijos, saber que los he aceptado plenamente
como hijos e hijas, y luego ver a algunos rechazar ese amor, o esa
posición, y ver el
sufrimiento que pasan en vano, simplemente porque rehusan aceptar por
completo su adopción y
vivir en la abundancia que esa herencia les proporciona.
El
incidente de pesca de Alejandro muestra esa realidad de manera muy
pequeña y bastante
insignificante. Pero, al regresar de nuestras vacaciones familiares,
nuestra hija Lolis, de 17 años,
lo mostró de manera más
real al tomar la decisión
de regresar permanentemente a su pueblo y familia de origen. Por
medio de la guía de
nuestro Consejero Celestial (el Espíritu
Santo) y el consejo de nuestra consejera familiar, sentimos paz en
dejarla ir, aunque nuestro alma dolió
al permitirlo. Así que,
el lunes, 16 de marzo, Victor y Martita (la hermana mayor biológica
de Lolis y tambien nuestra hija), acompanamos a Lolis a su pueblo.
Le aseguramos repetidamente que somos familia para siempre y que
cuenta con nosotros para toda la vida. Pero, tristemente, ella no
disfrutara los beneficios de ser hija hasta que ella misma acepte que
es nuestra hija!
Como
mamá adoptiva, ¡sé
que mi Padre Celestial me entiende! ¡Qué
tan triste y frustrado se ha de sentir a veces! Él
sabe cuánto nos ama y
todo lo que ha preparado para nosotros, pero luego nos ve sufrir,
tropezar y pasar tiempos de escasez, no porque Él
sea incapaz de proveer para nosotros o sostenernos, pero porque
nosotros nos hemos vuelto incapaces de recibir todo lo que Él
tiene debido al hecho que no nos hemos apropriado la realidad de ser
hijo o hija.
Como
hija adoptiva de Dios, al ver a Lolis y Alejandro no apropiarse de su
adopción
terrenal, me ha impulsado a apropiarme totalmente de, y disfrutar, mi
adopción
celestial y todos sus beneficios que, literalmente, ¡están
fuera de este mundo!
Si
has aceptado a Jesucristo somo tu Señor
y Salvador, ¡entonces
eres un(a) hijo(a) del Rey del Universo! ¡Abraza
esa realidad! ¡Acepta tu
posición como hijo o
hija! ¡Disfruta el tener
a Dios como Padre! ¡Acércate
al trono de gracia con plena confianza! ¡Que
no nos perdamos de ser coherederos con Cristo al pedirle a algún
extraño lo que nuestro
Padre tiene plena capacidad y disponibilidad de darnos!
Si
nunca has orado para aceptar a Jesucristo como tu Señor
y Salvador....¡hoy es el
día! ¡Sería
un honor y privilegio ayudarte a llegar a ser un hijo o hija de Dios!
Si quisieras pertenecer a esa familia eterna, te invito que ores la
siguiente oración (o
puedes usar tus propias palabras):
“Querido
Dios, en este día vengo
ante ti deseando ser tu hijo(a). Sé
que he pecado y que mi pecado me ha separado de ti. Pero, ahora
entiendo que mandaste a tu único
hijo, Jesucristo, para morir en una cruz como la paga por mis pecados
y que luego resucitó de
los muertos, así ganando
la victoria sobre el pecado y la muerte. Por favor, perdóname
mis pecados. Acepto el regalo de tu perdón.
Por favor, entra a mi corazón
y vida y ¡sé
mi Padre! Gracias porque ahora sé
que pasaré lo que me
queda de esta vida disfrutando una relación
contigo, conociéndote y
dependiéndome de ti, y
que pasaré toda la
eternidad contigo en el Cielo. En el nombre de Jesús,
Amén.”